Presentan el libro «Así era mi pueblo» del RP Santos Doroteo Borda López
Por: Carlos Antonio Casas Suárez
Vivimos tiempos difíciles para la cultura. Se lee poco porque es más fácil consumir entretenimiento desde las pantallas de televisores y dispositivos móviles, y no se llega a la introspección a la que se puede llegar con la lectura, fase necesaria para establecer conceptos, juicios y razonamientos, para tener un raciocinio correcto. De los pocos que leen, son menos los que lo hacen por sed de cultura o el placer de leer, la mayoría lee obligada porque, los libros, son el único medio donde se encuentra determinada información. En estas circunstancias, encontrar una obra como la escrita por el reverendo padre Santos Doroteo Borda López, da esperanza, ilusiona y satisface. El jueves 26 en horas de la noche, se presentó su libro «Así era mi pueblo» en la Casa de la Cultura, con un lleno total. El público estuvo compuesto no solo por su emocionada familia, sacerdotes, religiosas y amigos, sino también por buena cantidad de personas atraídas por la bonhomía del buen párroco y los magníficos comentarios acerca del libro, que circulan de boca en boca, por toda la ciudad. El libro «Así era mi pueblo», según dice Mons. Gilberto, es un compendio de «anécdotas sabrosas, pequeños o grandes dramas, vida y muerte, vistas desde la celosía inocente del niño o desde la óptica de los campesinos, investidos de ese humor y sapiencia que les da la madre tierra». Es un testimonio de primera mano, lleno de sabiduría, sencillo y ameno, que muestra el carácter noble, alegre y generoso de la gente de campo y la lucidez de sus principios morales. Los hechos suceden en comunas y tiempos aun libres de la alienación de la modernidad y las costumbres de las grandes urbes. Aunque sus historias transcurren en el bello pueblo de Arcahua-Huancarama, estas podrían suceder en cualquiera de los muchos pueblos regados en la inmensidad de los Andes. En ceremonia conducida por Julio Casas Suárez, participaron Mons. Gilberto Gómez González, cómo presentador, pues fue el prologuista de la obra. Luego comentó el libro, Hugo Viladegut por videoconferencia con una interesante disertación sobre las cualidades sociológicas del libro. A continuación, la poetisa Tany Pinto Sotelo dio una magistral disertación sobre las cualidades del libro desde un enfoque cultural y educativo y el sacerdote y escritor Guillermo Vera, trató principalmente sobre las cualidades literarias del libro y la dimensión humana del autor, terminando la ronda de comentarios el prolífico y conocido autor Hermógenes Rojas Sullca, quien resaltó las vivencias y cualidades compartidas entre él y el autor, al ser ambos provenientes de distritos abanquinos. Participó también con un ameno y sesudo comentario, el Gobernador Regional, Baltazar Lantarón Núñez, a quien, nos alegra haber visto últimamente colaborando activa y entusiastamente en sendos eventos culturales. El padre Santos Doroteo, con su carácter campechano y humildad genuina, sufrió un poco, al verse expuesto a los halagos y reconocimientos de un público qué celebró en grande su creación, pero él, como buen padre, está dejando crecer a su hijo literario, y alegró a la concurrencia al comentar que tiene otras obras en proyecto, que muy pronto verán la luz. El novel escritor ha logrado un gran estilo narrativo, sin florituras, sin rimbombancias, sin palabras rebuscadas, sin aderezos sofisticados, ha logrado con una prosa directa y espontánea, calar en el corazón de sus lectores, haciéndolos sentir íntimamente conectados con su terruño y sus costumbres. Quizá sea por lo que sostiene Marvin Minsky en su libro «La máquina de las emociones», en donde dice: «Todo lector lee únicamente lo que ya tiene dentro de sí mismo. Un libro no es más que una especie de instrumento óptico que el autor ofrece para dejar que el lector pueda descubrir en sí mismo lo que nunca habría encontrado sin ayuda del libro». Al parecer, su mensaje está llegando nítidamente a la juventud, pues nos hemos sorprendido al ver a muchachos, leyendo sentados a la sombra de las palmeras en la Plaza de Armas, dejando de lado sus teléfonos y audífonos. Así como a ellos, estamos seguros que esta hermosa y cautivante compilación de cuentos y anécdotas, escrita por el padre Santos Doroteo, llegará a toda nuestra comunidad y aún más allá, trascenderá en el tiempo y el espació, convirtiéndose en un clásico de la literatura apurimeña, peruana y costumbrista del mundo entero.