En Huancarpuquio-Tintay: En el “Apu Amparaylla” agradecieron a la Madre Tierra
Huancarpuquio que significa “Canto sagrado a los manantiales” es una de las comunidades del distrito de Tintay, provincia de Aymaraes que, en los primeros días de este mes de la Pachamama, recordó y realizó la ceremonia ritual del “Haywarikuy” en las faldas del Apu Amparaylla fuente de agua y vida para los pobladores y los demás seres que habitan estos parajes hermosos y vistosos. Este es el tercer año que realizan esta festividad que en el presente año estuvo a cargo de la familia Tello con el apoyo de los hijos residentes de Lima y Abancay, cuyos representantes estuvieron presentes al lado del pueblo incentivando y fortaleciendo las expresiones culturales originarias de la comunidad de Huancarpuquio. Además, recordaron con sentimiento profundo de pueblo, la memoria del que en vida fue, profesor Jaime Falcón, uno de los iniciadores e impulsores de esta ceremonia ritual, que hoy, a medida que pasa los años se va fortaleciendo y creciendo, puesto que ya hay tres Carguyuq más hasta el 2025. Fuimos testigos de esta ceremonia ritual que el pueblo de Huancarpuquio lo realiza con mucha devoción y respeto. Es así que, niños, jóvenes, adultos y ancianos, antes que amanezca y salga el sol, a eso de las cuatro de la mañana se desplazan cuesta arriba hacia el Apu Amparaylla, acompañado con su banda típica, la quena, la tinya y el champi, instrumentos musicales originarias que aún se preserva en la comunidad. La caminata es de dos horas aproximadamente, ya en el Usnu sagrado, el Yachaq Genaro Cahuana invitado especial que ya viene a esta ceremonia por tres años consecutivos, empieza el acto ritual con una charla de sanación espiritual y luego con el tradicional “Haywarikuy” una expresión cultural del pueblo de reciprocidad y agradecimiento a la Madre Tierra (Mamapacha). Todos, con mucha calma y paciencia, participan en el ritual alcanzando al Yachaq los cuatro Kintus que cada uno escogió de la ofrenda e intencionó a través de ella sus deseos, necesidades y peticiones, es decir, para que en la familia y en la comunidad haya armonía y comprensión, para que los proyectos personales se hagan realidad. A final, en el fuego sagrado, el Yachaq quema el “Alcanzo” para que la Pachamama y los Apus tutelares puedan alimentarse de la ofenda que los pobladores le envían en signo de agradecimiento por el agua, los alimentos y la protección que les brinda a las familias y la comunidad. Antes de retornar al pueblo, el Carguyuq comparte las bebidas como la chica de jora y la comida que se lleva al lugar y bajo el marco musical de la banda típica, también la tinya, la quena, el violín, la guitarra y el champi, bailan con alegría y emoción para que la Mamapacha y el Apu Amparaylla pueda alegrarse al ver a sus hijos felices por que saben que será un buen año de producción y abundancia. Luego, de expresar lo que sienten y qué es lo que se puede mejorar en los próximos años, tres hermanos de Huancarpuqio, haciendo flamear la “Wiphala” expresaron su deseo de ser los cargontes hasta el 2025, lo cual fue recibido con palmas, abrazos y felicitaciones. Ya en el pueblo, después de degustar un rico almuerzo en la casa del carguyuq, el pueblo se concentró en la plaza principal, donde se desarrolló el concurso de Wankas o Harawis y la presentación de platos típicos, cuyos ganadores fueron premiados con productos de primera necesidad que fueron adquiridos con el aporte de los hijos residentes de Abancay y Lima. Los pueblos están despertando dando valor a sus raíces culturales y la única forma de trasmitir a las nuevas generaciones es a través de la propia vivencia y práctica directa, eso es lo que está haciendo el pueblo de Huancarpuquio y que se constituye un ejemplo a seguir por los pueblos aledaños. “Hay que volver a caminar, por donde caminaron nuestros ancestros, hay que volver a nuestras raíces para volver a reencontrarnos con nuestra Madre Tierra”.