Antabamba en pleno festejos de su Huaylía
Después de dos años, de no realizarse por la pandemia, la provincia de Antabamba viene festajando su huaylía con participación de miles de familias, quienes hacen pasacalles con sus respectivos atuendos y sus acostumbrados zapateos y cantos en estos días festivos y costumbristas y las tradicionales peleas a puño limpio del año. Esta danza la Huaylía se realiza conmemorando la fiesta navideña, tradición religiosa que resulta de la fusión de la cultura española y quechua. Se realiza simultáneamente en la ciudad de Antabamba (Apurímac), sus siete distritos y nueve anexos. La Huaylía es una plegaria y danza a la vez. A través de esta, expresan su alegría por el nacimiento del Niño Manuelito. Los danzantes se disfrazan de personajes extraídos de la vida misma de sus comunidades. La música se sostiene únicamente con los sonidos que emiten las matracas y sonajas, y un coro de voces y zapateos. Se considera de base española; la palabra «Huaylía» presenta en su silabeo el diptongo y el hiato, los cuales no son propios del quechua, que carece de este tipo de silabeo. En todo caso, si la palabra Huaylía fuera de origen andino, tendría que escribirse del siguiente modo: «wayliya», cosa que no ocurre. La Huaylía se celebra desde el 24 hasta el 29 de diciembre y está a cargo de mayordomos que hacen alarde de su fe cristiana y capacidad económica. Huaylía significa aleluya. Otro dato interesante es que la Huaylía constituye un género musical folclórico, bailable, religioso y cultural en el que no se emplea instrumento música alguno, sino tan solo el canto y el baile de los participantes. La vestimenta de la danza la Huaylía es elegante y señorial, de sombreros matizados con flamantes plumajes de pavo real, los rostros de los varones van cubiertos con caretas finamente entrelazadas, el pañolón de seda de colores relucientes que llevan en la espalda las blancas camisas de corte elegante a la corbata, los pantalones de montar decorados con siluetas de equinos o de vacunos, las botas de cuero puro de soberbia apariencia y el zurriago, símbolo de mando, representa el estilo de vida del señor español o misti.