Almanaques del alma recuerdo vivo de una vida en la GRP Coronel Armando Torres Bedoya
Camina el tiempo en la forma más rápida, junto con los aires del viento y regresa al hombre, al recuerdo de lo vivido en el alma de aquello que sucedió un día, en la historia del caminar, de su momento que agiganta un recuerdo. Preciada vida que le preguntaría, en el pasado recordando a aquellos que se fueron y laboramos junto con ellos, con la sonrisa de la vida en los momentos más gratos, que pasamos juntos, de repente también agrios momentos llenos de tristeza y soledad lo que el viento se llevó, pero viene a mi mente un gigante espejo de trascendencia, al recordar, al hombre que formo a muchas legiones, conformadas, por miembros de la Gloriosa Guardia Republicana del Perú. Coronel. Armando Torres Bedoya, un hombre hoy formando la estirpe de los cielos de aquellos hombres, que vivieron con espíritu de gloria en la tierra, los presentes que quedamos, sé que al recordarlo se humedecen, los ojos y brotan lágrimas de recuerdo, por haber gozado de su mando y sentirse formados de manera policial, por un gigante hecho con las manos de Dios, hoy estoy seguro que también es el guardián del cielo de todas las legiones idas de Guardias Republicanos, que nos antecedieron, después de gozar de las ventanas de la vida, pasaron a las puertas de la muerte, con honor. Corrían los años de mil novecientos ochenta y seis, en esta bella tierra llamada Abancay, caracterizada siempre, por su alma cordial su ubicación en el corazón, de su naturaleza viva, como un diamante enclavado en el corazón del ande, con lágrimas de fuego que alumbran con su radiante sol, las vivas vidas, de aquel que visita y vive, en esta digna tierra, cuna de la Reyna de la Revolución indígena, más grande de todos los tiempos. Micaela Bastidas Puyucahua. Nos recibía en su casa en un pedazo de su cuerpo, ubicada en el Jirón Puno, allí se situaba la casa de los hombres con boina azul, y su uniforme verde petróleo con insignias color oro, que expresaban GRP, allí se adornaba el respeto con gloria y se cumplía las ordenes con mandatos de ley, que estos hombres cumplían para cuidar a esta digna tierra llamada Abancay. Pregunto a mi Señor Coronel Armando torres Bedoya, si recordase allá en la eternidad , junto al cielo cerca a Dios, cuantas veces en sus extensas rondas, nocturnas y de madrugada, nos visitaba al mando de sus gloriosos, en los puestos uno de ellos el viejo Puente Pachachaca, alma viva presente de la historia de los tiempos, vividos entre aquellos que nos conquistaron y los presentes, mezclando “todas nuestras sangres” construida por manos mestizas, estos hombres de verde cuidaron esta historia para que no se vulnere con manos criminales, de aquellos que dañaron el Perú, “ sendero luminoso”. Alumbraba Abancay en esos años una tenue luz, nocturna, producto de una fuente de energía en la central térmica de Abancay, Matará, cálido y acogedor lugar que se empezó a brindar seguridad, al ser maestría de usanza del daño al haber intentado volar esta planta” sendero luminoso “allí se hizo presente la Guardia Republicana del Perú, por el bienestar de una sociedad y un pueblo. Se andaba por doquier, por todo lugar que requiera seguridad para dar bienestar a esta bella población, de agradables pobladores como no recordar el caminar por la vieja y vetusta aun existente cárcel de Abancay, plaza del dolor de la muerte de un GRP, Marco Ojeda Zegarra, caído en cumplimiento del dolor por las hordas perversas de “sendero luminoso”. Me olvidaba de la grata alegría que también brindo Don Armando, al conformar un elegante equipo de fútbol, GUARDIA REPUBLICANA DEL PERU, esta demás hablar de las tardes de fulbito, en la bombonera de Pueblo Libre, donde se enjuagaba el sudor con alegría de gol, de todo ello fue participe este gran Coronel Armando Torres Bedoya, en su paso por esta digna tierra, no omito mis señores, a los presentes en la preciada foto, qué la muestra un colega, y me presta para poder expresar lo que vierto de pie, Rodríguez Mendoza, Renan de la Colina, chino, Luna Hinojosa, un recuerdo en el ayer, colegas y hermanos por toda una eternidad, un abrazo.