Hortencia Oblitas Quimper “Ítala, razón de tu vida te honra madre mía”
Por: Alex Anibal Batállanos Sierra
Le pediría a la vida al tiempo y a los cielos permitirme gritar desde el fondo de mi alma expresar, tu nombre Reyna, mía para que me escucharas, y observaras mi rostro y yo el tuyo dentro de las fuentes de la vida, para decirte cuanto te amo alma mía, se que pertenecemos a diferentes tiempos, pero en el amor, de madre a hija no existe distancia. Dios, quiso que tu fortaleza humana expresara enseñanza como el derramo el aprender por los demás, con la virtud del enseñar, y a ti te honro el destino de ser maestra, instruyendo a la naturaleza humana de los seres, el digno acto de aprender para vivir, y honrar cada uno su nombre su pueblo y forjar su patria, en bien de un estado y una nación llamada Perú. Alla donde soplan los vientos el aliento de nuestros ancestros, los incas con la fortaleza de sus apus, cabalgaste dignamente hasta acentuarte en un pueblo, enclavado en la dignidad de los andes, llamado ÑAHUYNLLA, Distrito de Coyllurqui, Provincia de Cotabambas, provista de tu sabio aprender, y en una mano un cuaderno y en la otra un lápiz, en la alforja para que, con ello, otorgaras a los demás, la grata acción del enseñar, y la respuesta del aprender, para vivir con dignidad. Muy niña me llevaste al imperio de tu gloria, siendo yo tu pequeña hija tu alumna, derramando tu sabio aprender con los hijos del ande, el enseñar que emanaba de tu aprender, allí me enseñaste la igualdad por los demás, y que sufrir para aprender no es dolor es aprender a vivir, para respetar a los demás, con el saludo de la venia, de la dignidad del saber, y el respeto por vivir, por la sostenibilidad de nuestras vidas humanas. Desde el año de 1940, hasta el fin de tus días habitaste en ese gratos suelo donde el frio es abrigo del tiempo, y el aire es fresco y limpio, allí te engrió la vida hasta el fin de tus días, abrigando tu soledad la paja y secando tus lagrimas el viento, junto al gélido frio, en aquellos andes lejanos donde caminaste, ella eras, tu Sra. Madre mía Prof. HORTENCIA OBLITAS QUIMPER, fundadora del I,E. PRIMARIA SANTA ROSA DE ÑAHUINLLA”, y gestora de la creación de la IGLESIA CATOLICA “ SANTA ROSA” utilizando tu propio peculio Reyna mía debido a tu noble vocación católica. Hoy pido a la voluntad de los hombres si pudieran honrar la dignidad de tu labor, honrándote como digna hija ilustre Apurimeña, de la comunidad de Ñahuinlla, Distrito de Coyllurqui, Región de Apurímac, con ello honraría mi vida y de aquellos que se fueron que un día labraste enseñanza en ellos , me voy no sin antes decir a todo abanquino y estudiante del prestigioso Colegio Miguel Grau, que lo que expreso es digno de la verdad, porque soy el producto de la educación de la enseñanza de madre e hija, y me forme para educarlos alumnos míos allá en la Pontificia Universidad Católica del Perú , reconocida por su pluralidad y la calidad de su enseñanza, que impartí en esta tierra llamada Abancay que la llevo en mi corazón, al igual que mi digna madre.