Los fugitivos
Así es amigos. Un chascarro ocurrido el domingo pasado en una reunión de mi Villa de San Antonio, me da cuerda para dedicar al presente comentario a los fugiti¬vos. Según el diccionario de la Len¬gua Cristiana: Fugitivo, es aquel que escapa de la justicia, se dice también de los internos de un penal que logran evadirse, se dice también de un contendiente que escapa del lugar del combate, como en la pelea de toros en Arequipa, fugitivo también se dice al héroe de una lindísima serie de la televisión titulada: El Fugitivo. Los miembros de mi collera no se refirieron a ninguna de estas 5 clases de fugitivos, se trata más bien, de terribles terrícolas y vecinos que estando en una reunión, cuando se está tomando unas agüitas festejando algún acontecimiento grato para cualquiera de los miembros, se quitan del escenario en lo mejor de la fiesta. El clan de mi collera acordó calificar a estos saca cuerpos como los fugitivos. Precisamente había uno en la reunión que a toda costa quería quitarse, tratando de descuidar la marcación estricta de los miembros de la mesa redonda para agarrar viaje rumbo a casa como alma que lleva el diablo, pero el destino le jugó una mala pasada, pues cada vez que quería tirar pies en ^polvorosa, el fugitivo era capturado tantas ve¬ces lo intentaba. Para tener un poco de idea del porqué de la fuga, abordé periodísticamente al fugitivo ya cuando estaba un poco calmado y resignado: Mi querido viejo, ¿Por qué tienes ese tic de fugarte en lo mejor de la fiesta? Fíjate hermanón, voy a ser franco, resulta que para noche no he picado tarjeta, y cuando no pico tarjeta, mamá pega. Pero mi querido viejo te criamos normal que mandabas en casa y que dabas las órdenes. Las apariencias engañan mi querido viejo cuando no pico tarjeta, a cierta hora me empie¬za a zumbar la oreja, sucede algo así como si el espíritu de mi contraparte se hiciera presente y me arrancara el pabellón de la ore¬ja ...por favor hermanón no insis¬tas con más preguntas. Pero mi querido viejo tú eres machote, al menos así te conocemos los de la gallada. De ser macho soy macho, porque cada vez que mi mujer me pega, no lloro, aguanto a pie firme la paliza. Y así mis amigos, esa había sido la triste historia de los fugitivos. Cosas de este loco - loco mundo, la nueva chapa de los sacos largos ahora es de FUGITIVOS. Para siguientes ediciones les voy a dedicar un comentario sobre otro tipo de fugitivos, de aquellos que tie¬nen la costumbre de tomar agüitas sin gas en reunión de la collera y que a la hora de pagar la cuenta se quitan del escenario hasta que pase el pánico, es decir, hasta que los mansitos pague-mos la cuenta del consumo.