Lo que se dice y se oye en las cantinas
Así es amigos. Son varias las personas que me han abordado en la calle para hacer conocer su complacencia por la enjundia que tiene esta página, lo que me obliga a reiterar mi agradecimiento. Los hinchas informantes me decían que esta página es un filón rico en comentarios en base a noticias insólitas que suceden y se dan en este mundo cruel. En esta edición les ofrezco un sabroso aperitivo de lo que se dice y oye en las cantinas, recordando al colega “papi” Vila que también lo comentó este asunto, porque en las cantinas a partir de la cuarta “botánica” es cuando se hablan las verdades, libre de prejuicios, libre de temores y resquemores y desde luego también, y en su mayor parte, es donde se hablan las más grandes incoherencias del mundo. Las cosas de verdad entre los hombres públicos de alto vuelo, se dicen solamente en los bares, porque no pueden expresarse con la misma soltura en sus centros de trabajo porque allí todo es serrucho e infidencia. Muchas veces, es en esas reuniones donde se toman decisiones que pudieron darse donde debían darse -valga la redundancia- por esa cuestiónela del que dirán, qué dirán los del Partido... qué dirá el presidente... qué dirán los representantes... qué dirán los periodistas... qué dirán los de la directiva, etc. etc. Bueno... por ahora voy a dejar este particular, refiriéndome solamente a las incoherencias que se dicen al momento del “yo te estimo”, cuando los bebedores comunes y corrientes y también asiduos se sientan alrededor de una mesa para discutir en alto nivel entre comillas, los acontecimientos locales, nacionales e internacionales y también de las galaxias, sí... de las galaxias, porque hay bebedores extraterrestres quienes en las reuniones se mandan su parte y no hay quien les contradiga, porque si no, se malogra la juerga, pues en su generalidad, estos sambos son unos rompones de primera que no dejan pedir ruedas al resto con tal que se les escuche, como un amigo abogado que ya tomó la delantera. Por eso dicen que los zampones profesionales, esos que por casualidad pasan por la puerta de una cantina, a partir de los 6 de la tarde cual oidor y veedor de un servicio de inteligencia, empiezan a tirar lenteja y orejuela a los galácticos, y apenas los ven que se subió encima de una mesa de billar para tirar su rollo, entonces casualmente pausan por allí para que los llamen, mejor dicho, casualmente entran al establecimiento para aplaudir el discurso galáctico del próximo representante al Congreso y de esta manera ya se ganaron alguito, sin gas, supuesto. La verdad mis amigos, el presente es un tema de seguir hablando y de nunca acabar, por eso voy a tratar de volver a retomar el tema, porque en veces no es posible cuando hay alguna cosita que tiene su no sé qué, que tiene dulce o pimienta que obliga a seguir en la salsa. Hablando de las incoherencias que se hablan en cantinas tendríamos para citar cientos de repente miles, mejor no mencionar, por eso voy a referirme a las incoherencias, porque solamente al momento de la reunión tienen vigencia, luego que pasó el efecto de las agüitas, los ocasionales integrantes de la mesa redonda siguen igual como antes, con la cabeza entre las piernas sin capacidad de discernir ni menos alternar en una conversación de nivel. Los brillantes acuerdos y sugerencias al momento de la euforia en que se creían eruditos, perfectos y honestos, quedaron ahí sin servir ni para el amigo más fiel del hombre, menos para el desarrollo de nuestro pueblo, conforme había sido craneado por efecto de las agüitas. Es admirable en estos sambitos, no obstante que en sus mil reuniones hablan lo mis¬mo, discuten de lo mismo, acuerdan lo mismo y encima de todo ello les consta que nunca sirvió de nada para cambiar el estado de las cosas, sin embargo siguen con la misma tertulia, con el mismo disco rayado. Pobres aves de este valle de lágrimas ¿Cuándo podrán ser útiles a la sociedad? Finalmente, ¿para qué nos quemamos la sangre?, porque en definitiva lo que natura no da... salamanca no presta al que nació con poco seso ni la mejor universidad del mundo puede cambiarlo. Un niño pregunta a su papá: Papá -papá... ¿Qué es un borrico? Borrico es el hijo de un burro grande, pero, ¿por qué me preguntas eso? Es que mi profesora me ha dicho: Eres un borrico.