“Dios da habas a quien no tiene muelas”
Así es amigos. Tengo una tía cariñosa, ella es una dama de 72 años de edad y 45 de casada que no ha tenido la suerte de tener hi¬jos ni hijas, es decir ha perdido la oportunidad de acariciar a un nieto. La verdad es que mi tía Cristina no obstante tener un esposo cariñoso, muy de su casa que no le hace fal¬tar nada a excepción de lo más importante que son los hijos, su casa tiene todas las comodidades necesarias, tienen camioneta, artefactos eléctricos a cuál más mo¬dernos, mobiliario de sala, comedor y dormitorio, hasta un dormitorio pequeño con lindas cujas y ajuares para los que pudieron ser sus hijos, tienen hasta 2 empleadas de hogar. Con todas estas como¬didades, en el hogar de mi tía Cristina no hay felicidad, y lógicamente, la principal cau¬sa es que no hay descendientes. Por eso, un día estando bien amarga mi tía Cristi dijo: ¡DIOS DA HABAS A QUIEN NO TIENE MUELAS! - ¿Y porque se expresa así mi querida tía? - Sencillamente porque a hogares de modesta condición económica, la cigüeña les trae me¬llizos, trilli¬zos, 2 veces por año, en una vez para la fiesta de San Juan en el mes de junio y otra para la fiesta de Na¬vidad en diciembre, y a mi casa donde tenemos recursos para criar a 20 chiquillos al mismo tiempo, la malvada cigüeña nunca nos visita, se pasa de largo. A mi esposo le he planteado visitar a los más calificados ginecólogos para poder adoptar un ovulo fecundado e injertarlo en un vientre de alquiler, pero por desgracia, mi esposo es conservador y no está de acuerdo con la propuesta, por tanto, me queda solamente resignación. Así es amigos, en este aspecto mi tía Cristina tiene toda la razón del mundo, porque la felicidad en casa es cuando hay traviesos y traviesas, mientras no hay traviesos en casa, no hay bulla, nadie ensucia los muebles, nadie rompe un plato, nadie hace el uno o el dos en la cama de los papás, en fin, tantas cositas que son protagonizadas por los pequeñuelos que son deleite de los padres y abuelos. Conocí un caso algo similar en Sicuani, una pareja de esposos que se habían casado muy jóvenes, tuvieron 4 hijos, de ellos, 3 varones y una mujer y todos le han salido liadísimos, todos son profesionales, uno está en Venezue-la y es médico especialista en cirugía plástica, que inclusive le había arreglado la cara de la esposa del general Manuel A. Odría el otro es ingeniero civil y está en la Argentina, mientras el tercero que es abogado y su hermana que es asistenta social están en Lima. Con tan bello motivo esa pareja de esposos en la actualidad, está en la misma condición que la familia de mi tía Cristina. Un día hace 20 años, escuché decir a esa pareja: Hubiéramos tener querido un hijo que no haya salido profesional, que hubiera sido un palomilla y hasta jaranero, para que a media noche salgamos a abrirle la puerta, acostarlo y prodigarle cuidados después de su parranda. Ahora vivimos solos y apenados. Así es la vida mis amigos, cuando Dios da habas a quien no tiene muelas
